domingo, 10 de julio de 2016

Pasen y LEAn n°14 - INDIES: ¿QUÉ HAY DETRÁS DE UN AUTOR INDEPENDIENTE?

Si hay algo más loco que un escritor, es un escritor independiente, este grupo de autores que cada día lucha contra vientos y mareas en este universo a veces vasto, pero reconfortante a nivel personal. Tal vez, según su postura, habrá muchas personas que no nos reconozcan como tal, esto a raíz de haber auto publicado e invertido de nuestro bolsillo para ver concretado este sueño. Hay quienes dirán que escribir un libro es nada, que lo importante es el reconocimiento de colegas, lectores o periodistas con voz autorizada. Y nosotros, guiados por estos pensamientos, a veces dudamos de nuestro título, por decirlo de alguna forma. Lo cierto es que el escritor independiente pone todo su empeño, cariño y entusiasmo al servicio de que su libro sea conocido y reconocido, y tal vez así sentirse escritor de verdad.

Jorge Luis Borges y Bioy Casares, por citar dos ejemplos, empezaron su camino literario auto publicándose, y esto no quiere decir que sus obras eran tan malas que ninguna editora se los aceptaba, pues sus trabajos posteriores demostraron su talento hoy en día incuestionables en nuestra sociedad. Entonces, el escritor independiente que invierte su capital y su alma en ver realizada su obra como libro genuino e impreso, no debería sentirse o declararse por debajo de aquellos que tuvieron la suerte de ser aceptados por las editoriales que cobijaron sus creaciones. Es más, no debería usarse esta dicotomía como criterio para juzgar quién es escritor y quién no. Uno no nace escritor, no crece como escritor ni estudia para escritor, en la mayoría de los casos. Uno se siente escritor, y a veces incluso tardamos en reconocerlo en nosotros mismos.
¿Y cuando la obra no tiene la repercusión que esperábamos? Es inevitable sentir frustración, bronca e incluso que no servimos para esto. Aquí es donde me detengo un momento: el problema de la auto distribución siempre ha de acompañar al escritor independiente, así como el hacerse conocer. Al autor es, usando términos empresariales, director y jefe de su propio producto, el gerente de marketing, el encargado de logística y su propio auditor, esto cuando ha de evaluar si ha cumplido o no con sus propias pautas. Cumplir todos estos roles uno mismo, cuando en una organización existe la división del trabajo en varias personas, es sin duda agobiante y es habitual que descuidemos alguna faceta y que por allí decaiga nuestro proyecto. Pero hay que ser conscientes de que cualquier logro es estas circunstancias, por más pequeño que sea, es gratificante y por eso no debemos bajar los brazos, pues nuestro libro, ese que nos acompaña cuan un hijo mimado, nos necesita para crecer y buscar su lugar en el mundo.

A continuación, expondré algunas cuestiones clave en la vida (y obra) de un escritor independiente, empezando ciertamente por el principio. Me refiero más precisamente a cuando su obra ya está terminada y esperando saltar desde la computadora o papel hacia el lector. Y el camino es nada corto.

La difícil elección de la editorial

¿Es más conveniente editorial barata y desconocida o una prestigiosa y reconocida? El factor costo es aquí relevante a la hora de decidir auto publicarse y recae en la situación personal de cada autor. A veces, con el simple deseo de llevar a cabo su proyecto, la elección recae sobre aquellas editoriales con precios accesibles y convenientes, las que no obstante ofrecen servicios limitados de post edición, lo que hará más intenso el esfuerzo posterior por parte del autor. Éste tiene no sólo que financiar en principio la comunicación de su obra, ya sea mediante volantes, banners u otros similares, sino que también debe invertir en suficiente tiempo cada día para tener bajo control lo que esté a su alcance. Puede suceder (y es frecuente) que, por ejemplo, un volante o folleto se imprima mal o con algún error de tipeo, nada más grave, ya que puede influir en el prestigio del autor, hacerlo menos profesional o comprometido, por decirlo de alguna manera. Esto aplica tanto a si recurrimos a gráficas o imprentas como a si decidimos producir nuestra propia folletería. Hay que observar cada detalle con ojo de halcón, porque nadie más lo hará.

Volviendo a lo de las editoriales, decíamos que no sólo de dinero se trata la cosa. Es proporcional que, cuando más económica sea, más deberá (o debería) ser el tiempo invertido por el escritor independiente en pos de sacar su proyecto a flote. Hay mucho más que hacer para un indie que para un autor con contrato editorial. No digo que el esfuerzo post publicación del último grupo sea nulo o esporádico, pero es cierto que el escritor independiente nunca deja de pensar en el siguiente paso cada vez que tropieza: cuenta con un horizonte mucho más turbulento y eso lo obliga a adaptarse rápido para sobrevivir al desamparo casi absoluto. Suena duro, pero es la realidad de muchos (díganme si miento).

Entonces, pues, ¿una inversión mayor garantiza un éxito seguro? No. Es verdad que las herramientas a disposición del autor son más amplias con un mayor desembolso que publicando con una editorial económicamente viable, pero siempre va a depender de la calidad y la aceptación de la obra: es ésta la que determina la aprobación o desagrado de la comunidad lectora. Puede haber unas pocas obras bien conocidas, pero que sin embargo no terminan de enamorar a su público objetivo, mientras que por el otro lado existen quien sabe cuántos textos a la espera de la luz y que realmente vale la pena tomarse el tiempo para leer. El escrito define al escritor y éste trasciende a través de su obra. Es entonces menester sentenciar que una buena editorial no es categórico para determinar el éxito, éste es solamente relativo a la calidad del texto.

La redes sociales como aliadas

Hoy en día, tenemos la fortuna de vivir la era de la informática y el internet. El auge de las redes sociales resultó evidentemente conveniente a la hora de llegar a más personas y de diferentes puntos geográficos. Muchos las usan para hacer amigos, conseguir pareja y publicar o compartir videos virales. Entonces, ¿de qué mejor herramienta disponemos los escritores independientes para activar la comunicación de nuestra obra? Siendo gratuitos, muchos de estos sitios son ideales para crear nuestro perfil personal, así como también el de nuestro libro. Ya teniendo nuestra fan page, podemos compartir todo lo que queramos, desde fragmentos, sinopsis y reseñas de nuestra obra, hasta entrevistas y eventos que podamos organizar ya los que hayamos asistido. Esto es muy importante. No hay algo mejor que un escritor vivo y en acción, captado infraganti firmando ejemplares o dando charlas. Tener un espacio y no llenarlo es realmente absurdo e implicaría un desperdicio enorme. La difusión posterior a la publicación es crucial y, si bien empieza en amigos y conocidos, si la obra es buena o promete algo no tardará en atraer a cada vez más interesados. Eso sí, no se debería dejar pasar tanto tiempo de una publicación a otra. Siempre es menester compartir cualquier cosa referida a tu obra cada semana, por más ínfimo que sea, ya que esto denotará tu compromiso y dedicación a tu proyecto y eso se detecta entre el público. Además, siendo escritor, siempre tendrás algo para decir.

La distribución

¿Qué sentido tiene publicar, comunicar y obtener la aceptación del público lector si éste no tiene el libro al alcance? Sin duda, el dilema mayúsculo lo tenemos en hacer que los ejemplares que hayamos impreso encuentren a los interesados y que no queden en ventas potenciales con fecha incierta de concretación. No hay que contentarnos con un “cuando te vea te lo compro” o un “yo te llamo y arreglamos”, porque en la mayoría de los casos no pasa nada, es decir, esas frases se vuelven vacías. Es entonces nuestro compromiso hacer que nuestro libro esté al alcance de los posibles próximos lectores, ya sea aquellos que prometieron leerlo, conocidos y cercano, como aquello que buscan una lectura espontánea que los sorprenda. No obstante, la compra impulsiva de libros no es algo común, ya que por lo general primero conocen la obra y después la van a buscar al lugar apropiado, pero siempre es bueno probar suerte. Si nuestra sinopsis o resumen del libro es convincente, y si el nombre y tapa acompañan o son igualmente llamativas, sin duda que las repercusiones entre el público que no llegamos a ver serán positivas. ¿Y si no logramos ese efecto? A no desesperarse, que hay otras alterativa ciertamente más viables para nuestro libro.

Una buena presentación de la obra contribuye enormemente a darla a conocer y es importante que concurra ese público que te prometió comprar algún ejemplar. Si bien es excusa para vender satisfactoriamente los primeros ejemplares, más importante es captar el momento, el evento en sí, y subirlo a las redes sociales. Adquirirá así un atractivo notable y una buena imagen para ambos, para el libro y para el autor. Muchas veces, no contamos con algún lugar físico en donde llevar a cabo esto y nos quedamos con las ganas. Tranquilidad. Si lo pensás bien, seguro conoces a alguien (que no necesariamente es un familiar o amigo) que tenga instalaciones acordes a lo que queramos hacer, algún contacto del colegio secundario, universidad o terciario. Si considerás que vale la pena, no dudes en poner manos a la obra y hacer el contacto. Todo libro merece salir a la luz con categoría.

Haz lo que digo... no lo que hago

Ciertos colegas cercanos, me refiero a otros escritores, suelen aconsejarnos de buena fe sobre qué deberíamos hacer y que no, guiados por su propia experiencia personal. No desestimemos sus sabias palabras, ya que por algo las dicen. Los autores novatos que se lanzan al mundo literario generalmente están perdidos y se sienten impotentes ante el inmenso escenario que se les abre luego de publicar. Cualquier indicio, verdad o pauta que conozcamos en boca de otros escritores independientes es fuente veraz y vital para dar los primeros pasos y, si ya los diste, para enderezar tu camino a la auto realización. Por lo general, también escuchamos malas incursiones en ciertos campos u omisiones groseras que ellos desean no se repliquen en los nuevitos. La comunidad de indies siempre está abierta a la colaboración mutua y la buena fe y hasta incluso forman grupos o asociaciones para tener más presencia en ferias o eventos y llamar la atención de lectores potenciales.

La iniciativa LEA es un gran ejemplo de lo anterior, ya que su misión es la difusión de obras de autores argentinos de todo el país. Además, suele concurrir a ferias literarias y eventos como grupo, esto más que nada para ofrecer a los asociados la posibilidad de exponer y poner a la venta sus libros a través de ella. Las posibilidades que brinda son mayúsculas, pero es compromiso del autor continuar con la cadena y, como se dice habitualmente, que no se corte, ya que no serviría de mucho si la exposición se hace sólo en ella, con todo lo que ya dijimos que ofrecen las redes sociales. La fórmula es sencilla: compartir, difundir, comunicar, de lo contrario, no le estaremos sacando provecho a una herramienta más que válida en pos de que nuestra obra salga del anonimato. Y después vienen los reproches, cuando la culpa es enteramente nuestra por quedarnos dormidos en los laureles. Es lindo soñar e idealizar, pero también hay que moverse, no nos queda otra.


La vida del escritor independiente es así, dura de principio a fin, con un montón de factores adversos que nos hacen literalmente remar en cemento fresco, con cada vez mayor dificultad. Pero alcanzar las aguas de la fluidez no es imposible si salimos lo más rápido posible de las dificultades. Todo se centra en la predisposición que tengamos para activarnos en el momento preciso, porque de eso se trata, de hacer algo, lo que sea, siempre que podamos. Los milagros los maneja la fe, nosotros somos simples mortales que creamos mundos literarios y queda en nosotros que llegue al mayor público posible. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. No olvides que desde LEA aportamos nuestro grano de arena en pos de difundir y hacer conocer una obra, pero queda en el autor remitir y compartir, de lo contrario, la novedad se volverá rumor y la repercusión no será la esperada. Hay que aprovechar todo aquello que se encuentre a nuestro alcance, ya que constituyen nuestras armas para enriquecer nuestro loco proyecto de publicar. Porque más que escribir, a más de uno le gustaría que lo que escribió con tanta pasión sea transmitido a la gente, que le llegue y la haga tan feliz como a uno mismo. En mi humilde opinión, es un acto egoísta guardarse un texto para sí y privarle a la sociedad un pedazo de su identidad cultural. Entre todos podemos ser capaces de enriquecer las mentes de los jóvenes o animar a los más grandes a vivir nuevas aventuras, que nunca es tarde. Competimos contra la televisión, el celular, el What’s app, que poco más y esclavizan hasta cierto punto que da miedo. Y el escritor independiente, que la tiene más difícil, se debe esforzar el doble o incluso el triple por alcanzar esas mentes ocupadas y tan estimuladas por los medios masivos de comunicación. Si es necesario, usemos estos mismos medios, pero para ofrecer libertad. Porque no hay nada más lindo que leer un libro y dejarse llevar por la imaginación.

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